Ella está en el horizonte. Camino dos pasos y ella se aleja. Nunca deja que la alcance. ¿Para qué sirve, entonces, la utopía?...para caminar.

jueves, 28 de agosto de 2008

La siguiente marcha


Arranca. Oye el motor, quita el freno de mano. Mete primera. Avanza, no muevas bruscamente. Atenta, mira el indicador y cuando llegues a veinte, es la hora. Ahora suelta el acelerador, pisa el embrague, cambia la marcha, suelta el embrague y pisa acelerador....Lorena...estás pisando el acelerador....Lorena...suelta el embrague....¡Lorena que te estrellas!
Ay, madre mía. Me faltan pies, ojos y manos. Tiempo al tiempo, esto de ser conductora no es tan fácil. Estoy aprendiendo poco a poco, con mucha paciencia, prudencia e ilusión. Me gustaría coger el coche y perderme a un lugar desconocido, poner la radio y escuchar las canciones que me gustan, hacer un viaje con buenos amigos.
Estoy un poco resfriada y mi voz se ha perdido, devorada por la ronquera. Son días extraños, de calor pesado y cielo encapotado. Trabajo todas las noches, esas que tanto echo de menos, pero el cansancio me regala una gran satisfacción. Independencia, libertad, orgullo y un sentimiento profundo de responsabilidad. No estoy leyendo lo que me gustaría y los libros me miran con rencor desde la estantería.
Y lo peor de todo es que ya se acerca el fin del verano. Me dan escalofríos de pensar en lo que viene. Aún estoy intentando descifrar si tengo más miedo o emoción.
Sea lo que sea, pronto lo descubriré, espero, como a dominar las marchas y los pedales del coche.

jueves, 21 de agosto de 2008

Silencio

Mi más sentido pésame a los familiares de las víctimas del accidente aéreo en Madrid. Siento dolor por esta injusticia, lloro la tragedia donde tantas personas que iban a disfrutar de unos días de vacaciones han perdido la vida y los sueños. No se puede decir nada que alivie, que calme, que haga olvidar, hasta las palabras son inútiles. Sólo queda ceniza y tristeza, incomprensión y rabia.
Y para los que nos quedamos, esperanza. Ojalá que aprendamos a valorar nuestra suerte, porque hoy somos los afortunados que no íbamos en ese avión ni los que ahora se debaten entre la vida y la muerte en los hospitales, quemados, heridas que nunca cicatrizarán del todo.

domingo, 17 de agosto de 2008

Azuloscurocasinegro

Estoy jodida.

Ahora mismo todo mi caos mental me afecta en el cuerpo; estoy cansada y deprimida. Y eso que estamos en feria por aquí y todo se llena de luces, de gente, música y fiesta. Pero bueno, mi feria particular empezó fatal porque me robaron el día de los fuegos artificiales. Además, ni dinero ni móvil ni cámara, sólo llaves, documentos y mis gafas (ahora soy una miope ciega). Menudo lío porque a unos desgraciados les apetezca quitarte lo poco que tengas.
Además, de nuevo la gente me decepciona. No entiendo nada. ¿Por qué le gusta tanto a cierto tipo de personas hablar mal de otras y decir mentiras? Me hace daño que hablen mal de mí pero más aún que hablen de mis seres queridos cuando sé perfectamente que lo que dicen es falso. De nuevo siento esa sensación de asco en el estómago, de repulsión y rabia. Creo que la única manera de combatir esto es seguir fiel a lo que soy.
Me acojo a la esperanza de que todas las malas rachas pasan; por suerte soy positiva y lo que un día son lágrimas al día siguiente son sonrisas. Así que espero que pase rápido el día, que me olvide de todo y disfrute de esta semana tan especial. Lo único que necesito es mucho cariño y comprensión...y, de nuevo, afortunada soy, porque lo tengo a manos llenas...


lunes, 11 de agosto de 2008

Identidad


Vuelan las horas y un buen día te das cuenta que estás entrando en la mitad de agosto, que huele ya a septiembre. Repaso lo hecho, encontrando retos superados y un gran montón de cosas por hacer. Por primera vez estoy saboreando el primer trabajo, ese que te da un poquito de libertad a la vez que, paradójicamente, también te la quita. Estoy leyendo menos de lo que me gustaría pero aprovechando los días de largas conversaciones, huyendo del calor y la modorra, bañándonos desnudos cuando nadie nos ve, confesando secretos a media voz para que nadie se escandalice.
De pensar en lo que se avecina siento un cosquilleo de impaciencia y miedo. Qué de sueños hay desparramados, qué de dudas me persiguen.
Sigo arrastrando la cuentas pendientes, intentando plantarle cara al pasado aunque cueste.
Últimamente he estado flotando en el silencio, no sé por qué pero no termino de estar a gusto conmigo misma aunque desconozco con qué parte, si con la que me devuelve el espejo o con la de más adentro. ¿Es el calor o la identidad juguetona que se resiste a definirse?
¿Quién soy?, ¿a dónde voy? ¿Espero o desespero?, ¿cuándo se va a desatar el nudo que me aprieta?