Ella está en el horizonte. Camino dos pasos y ella se aleja. Nunca deja que la alcance. ¿Para qué sirve, entonces, la utopía?...para caminar.

martes, 12 de marzo de 2013

Corre


A veces me pregunto si podría vivir mi vida de otra manera. Sin correr tanto, sin tantas prisas todo el tiempo. En ocasiones, lo deseo. Deseo ser simplemente una estudiante que pasa la tarde en la biblioteca, sin más preocupación que preparar sus exámenes. 
Me conozco relativamente bien. Mi perfeccionismo, mi autoexigencia y mi energía creo que me acompañarán siempre, son una seña de mi identidad. Si cierro los ojos, no hay imaginación que me vea tumbada en el sofá dejando el tiempo correr entre mis dedos. Esa no soy yo. No creo que pueda serlo nunca. 
Aunque, no debería sentirme única; dentro de la espiral de estrés en la que todos estamos sumidos de uno u otro modo, yo soy una más. Sin embargo, aún con las ansias por devorar chocolate y el cansancio alojado tanto en mi mente como entre los hombros, me pregunto, ¿es esto, de verdad, lo que quiero para mí? 

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