Ella está en el horizonte. Camino dos pasos y ella se aleja. Nunca deja que la alcance. ¿Para qué sirve, entonces, la utopía?...para caminar.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Muere otro día


Una vez dije a alguien que amé, que mi cuerpo había vuelto a la vida, resucitando de entre los muertos, al estar enredado en el suyo. Así lo sentí, lo sintió toda mi piel, creyendo que sería tan eterna como el infinito. Expandiéndome, agitándome, abrazando. A veces creo que regalo las palabras con demasiada facilidad. Con generosidad, sin pensarlo dos veces. Como un beso que llevas mucho tiempo anhelando y ya no puedes sostener. Rápido, fugaz, intenso, efímero. Más, siempre buscando algo más, como una droga difícil de conseguir que cuando llega a ti te esclaviza. La pasión es una amante rencorosa, que te llena de heridas cuando se marcha, porque aprisiona tus muñecas. Y tira. Tira fuerte. Te arrastra con furia. 
Pero, contaré un secreto. He aprendido a domarla. Ya no será necesario morir, sólo me dejaré dormir un rato porque lo mejor siguen siendo los buenos días. 

No hay comentarios: